Mi experiencia como voluntaria en Kutembea na Tanzania (Arusha) forma parte de un cambio de ciclo en mi vida, de las ganas de volver a Tanzania por haber vivido otra experiencia impactante como voluntaria en Mwema Children (Karatu) en el 2019 y por querer dejar atrás la pandemia mundial originada por el Corona Virus.
Kutembea na Tanzania me abrió sus aulas con unas niñas y niños deseosos de aprender, que no paraban de bailar y cantar y a los que yo quería abrazar. Jovina, Grace, Richard, Heri, Elizabeth y Amalia me hicieron sentir como parte su familia y del equipo desde el 6 de septiembre de 2020, momento en el que llegué al aeropuerto y me dijeron que la mascarilla no era necesaria porque Tanzania era un país “Covid free”.
Morombo, Murieti y Kilombero Market son lugares que forman parte de mi memoria fotográfica y de mis vivencias en Arusha.
Kutembea na Tanzania me llevó a conocer a Óscar y a Sofía, a Asumpta, a Teresa y a Elisa, voluntarias, que ya son compañeras y amigas.
Es un privilegio haber sido voluntaria en un contexto de pandemia mundial, haber disfrutado de las vistas del Monte Meru, de los zumos de Jovina, de las risas de Grace y del “Usiku Mwema” de Micky y Jacky cada noche.
Como voluntaria es imprescindible observar y reconocer el trabajo desempeñado por el equipo de profesionales para compartir y aportar recomendaciones de mejora a la enseñanza y en definitiva, a la calidad de vida de las niñas y de los niños.
Natalia Fernández Fonseca (Septiembre – Diciembre 2020)
Comments